Ojo con los envenenados.
Comprar un auto de segunda mano en Colombia conlleva tres grandes riesgos que pueden resultar costosos para quien pretende adquirirlo.El primero, es el de no contar con una garantía que otorgue tranquilidad sobre el estado mecánico del auto en ciernes.
El segundo, no es otro que el desconocer el trato y mantenimiento dado por el propietario que lo oferta.
Y el tercero y más peligroso de todos, es el riesgo de verse engañado por vendedores inescrupulosos que ‘envenenan’ el coche para ocultar defectos que lo desvalorizan y que resultan muy costosos de reparar.
Entre los muchos trucos utilizados para engañar a los compradores incautos, figuran los utilizados para ‘disfrazar’ un motor en mal estado.
Un ejemplo, es el engaño usado para evitar que el comprador detecte que el motor está ‘pasando’ aceite por desgaste de los anillos u otro problema interno de la máquina.
En este caso, los vendedores ‘aviones’ utilizan un aceite de alta viscosidad o un sellante de anillos para evitar la humareda que permite diagnosticar a la vista tan grave daño que exige millones de pesos para su reparación.
De otra parte, están los ‘venenos’ hechos a la suspensión que son menos frecuentes que los encontrados en los motores.
El más común es el de reparar los amortiguadores originales en vez de reemplazarlos por unos nuevos, como es lo mandatorio.
Con este recurso, los vendedores malintencionados logran que el auto recorra unos pocos miles de kilómetros sin que el nuevo propietario perciba los ruidos y las limitaciones en frenadas y curvas que de todas maneras aparecerán para anunciar el costoso e inmediato reemplazo de los amortiguadores que siempre se deben cambiar por parejas y no de forma individual.
Algo parecido ocurre con los ejes a los que le eliminan el ruido excesivo que indica el final de su vida útil mediante una sencilla operación en la que se les agrega grasa mezclada con aserrín o se les repara para que recorran unos cuantos kilómetros.
De igual manera, los ‘vivos’ usan toda clase de artimañas para silenciar los ruidos que anuncian graves daños en la transmisión y/o para ocultar secuelas de colisiones graves en la carrocería, estructura o chasis.
Todo lo anterior, nos demuestra que el ingenio ‘chibchombiano’ no tiene límite cuando se trata de engañar a los incautos.
Por esta razón, lo recomendado para evitar que le vendan gato por liebre es llevar el auto usado que se quiere adquirir a un centro especializado dotado con los equipos necesarios para realizar un peritaje profesional y a fondo en el que se puede detectar facilmente cualquiera de los ‘venenos’ antes descritos.
Recuerde que el peritaje no es un gasto, muy por el contrario, es una buena inversión que se traduce en tranquilidad para el nuevo propietario. Es su dinero el que está en juego y vale la pena que se asegure de que todo está bien.
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